
El ganadero Antoni Pellisser desconocía hasta ahora que entre el rebaño cabrío que durante años ha criado su familia, había unos cuarenta ejemplares de cabra catalana, una raza autóctona y ancestral propia de Cataluña, y sobre todo de las comarcas de Lleida, que se consideraba se había extinguido hace ya varios años.
La asociación ecogastronómica Slow Food ha adquirido ahora 22 de estos ejemplares y los ha trasladado hasta Vilanova de Meià, en la Noguera, para impulsar un proyecto de conservación y reproducción de la especie que permita garantizar su continuidad.

Superada esta fase, está previsto iniciar un proceso de cría y selección de los mejores ejemplares para, después, estudiar la calidad de la leche de estas cabras y también sus aptitudes de cara a la gestión forestal.
Slow Food, que se plantea también elaborar queso con leche de cabra catalana, pondrá en marcha próximamente una campaña para apadrinar estos animales y financiar el proyecto de conservación, tal y como se hizo años atrás con el burro catalán.
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